Desde distintas sociedades médicas hasta la ONU han alertado sobre el uso “excesivo” que se está haciendo de estos fármacos entre la población de los países industrializados.
La agencia que
regula los medicamentos y los alimentos en Estados Unidos, la FDA , advirtió la semana pasada
de que el riesgo de infarto e ictus que provocaban los antiinflamatorios no
esteroideos (NSDAIDS, según sus siglas en ingles), entre los que destaca el
Ibuprofeno, son mayores de lo que en un principio había dicho.
The Lancet, concluye que, además de aumentar las posibilidades de sufrir complicaciones gastrointestinales, el ibuprofeno triplica el riesgo de padecer problemas cardiacos si se consume en exceso.

Estas agencias han asegurado que todas las personas que lo tomen deberían hacerlo moderadamente y por
períodos breves de tiempo.
"Uno de los
mensajes subyacentes de esta advertencia es que sencillamente no hay
analgésicos completamente seguros", ha dicho Bruce Lambert, director del
Centro para la
Comunicación y la
Salud de la Universidad Northwestern.
No obstante, el
riesgo de ataque al corazón o ictus que acarrean estos fármacos es pequeño si
lo comparamos con fumar, tener una presión sanguínea alta o ser obeso. El
problema está en que puede ser un desencadenante. "El riesgo
adicional es relativamente pequeño, pero podría ser la gota que colme el vaso
para alguien que ya tiene riesgo", dice Lambert. La evidencia de que estos
fármacos incrementan el riesgo de infarto o ictus "es ahora extremadamente
sólida".

"Todo esto es
una decisión de riesgo y beneficios". Cuando una persona tiene cáncer, se
le administran fármacos increíblemente tóxicos, pero el beneficio que obtienen
hace que les merezca la pena. Pero las personas que tienen el hábito de tomar
estos fármacos para el dolor de cabeza o el dolor leve, quizás deberían reconsiderarlo",
resumía Lambert.
De entre todos los
medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), el ibuprofeno es uno de
los más populares y quizá también del que más se abusa.

Con más de medio
siglo en el mercado, el ibuprofeno se ha generalizado hasta el punto de
convertirse prácticamente en imprescindible en nuestro día a día, ya sea para
combatir el dolor de cabeza, los tirones musculares, la artritis o los dolores
menstruales.
En el ámbito del deporte, un estudio del responsable médico de la Federación Internacional
de Fútbol (FIFA), Jiri Dvorak, publicado en el ‘British Journal of Sport
Medicine’, ya revelaba que nada menos que el 60% de los futbolistas que
participaron en el último Mundial de Fútbol tomó al menos un medicamento para
combatir el dolor, y alrededor del 40% reconoció ingerir un analgésico antes de cada partido. Jiri Dvorak
alertaba entonces de la tendencia creciente a aumentar el consumo de fármacos
como analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos y sus posibles riesgos para
la salud.
¿PASA LO MISMO CON LOS CORREDORES? las
encuestas hablan por sí solas. Cerca del 70 por ciento de los corredores
admiten tomar o haber tomado ibuprofeno antes de un entrenamiento o
competición, como prevención del dolor muscular inducido por el ejercicio y de
esta manera mejorar el rendimiento físico.
Pero ¿el ibuprofeno nos aporta
algún beneficio antes y después de correr?
Un estudio reciente del Dr.
Kim van Wijck, residente
de cirugía en el Orbis Medical Center de los Países Bajos, publicado en el
Medicine & Science in Sports & Exercise, concluye que el ibuprofeno y
el resto de anti-inflamatorios analgésicos tomados antes del ejercicio no
ofrecen ningún beneficio, y por el contrario, pueden tener efectos
potencialmente peligrosos, sobre todo a nivel intestinal.
Anteriormente, otros estudios habían demostrado que la
práctica de ejercicio extenuante origina un trauma intestinal de corta duración
ya que, durante el ejercicio, la sangre que normalmente fluiría al intestino
delgado se desvía al trabajo muscular. Privadas de sangre, algunas de las células
que recubren los intestinos resultan dañadas.
Por otro lado, del ibuprofeno y el resto de analgésicos y
antiinflamatorios es conocida su tendencia a causar problemas
gastrointestinales. Fue entonces cuando Dr. Kim van Wijck, junto con
investigadores de la
Universidad de Maastricht, se propusieron estudiar y
determinar el efecto combinado de ejercicio y el ibuprofeno en la integridad
gastrointestinal. La investigación se centra específicamente en
el uso profiláctico de ibuprofeno, el consumo como prevención del dolor
musculoesquelético, y no se ocupa de los riesgos y beneficios del
ibuprofeno después de una lesión. Para ello
reclutaron a nueve deportistas sanos y entrenados que fueron estudiados en
cuatro situaciones diferentes: con ingestas previas al ejercicio intenso de 400
mg de ibuprofeno, ejercicio sin ibuprofeno, 400 mg de ibuprofeno en
reposo y sin ibuprofeno.
Para evaluar la lesión intestinal, los investigadores analizaron
los resultados de las diferentes situaciones experimentales, hallando que
los niveles de una proteína que indica fuga intestinal eran, de hecho, mucho
más elevados cuando combinaban ejercicio con ibuprofeno que en las otras
condiciones, concluyendo que el
ibuprofeno antes de hacer ejercicio aumenta la permeabilidad intestinal
gastroduodenal.
Además, los
resultados del estudio advierten que el uso prolongado de antiinflamatorios no
esteroideos pueden prolongar el compromiso gastrointestinal, aumentando el
riesgo de complicaciones que podrían afectar al rendimiento y la recuperación.
En ese caso, las cantidades pequeñas de bacterias y enzimas digestivas pueden
filtrarse regularmente en el torrente sanguíneo y la absorción de nutrientes
podría verse comprometida, especialmente después del ejercicio, lo que podría
afectar a la capacidad de los músculos cansados para regenerarse.
Si es así, ¿por
qué tantos atletas consumen con frecuencia dosis de ibuprofeno antes, durante y
después del ejercicio?
“La idea está
simplemente arraigada en la comunidad atlética que el ibuprofeno le ayudará a
entrenar mejor y más fuerte, pero esa creencia no es cierta. La inflamación es de hecho el inicio del proceso de curación del cuerpo y es crítico para el sanar las lesiones y el proceso de recuperación de procesos de entrenamiento normales. No creo que se necesite mucha ciencia para confirmar que correr lesionado NO ES UNA BUENA IDEA. Mientras que la inflamación es el culpable del dolor y la hinchazón, sin él, el proceso de recuperación tomaría mucho másNo hay
ninguna razón científica válida para usar ibuprofeno antes del ejercicio y
muchos motivos para evitarlo”, afirmaba el Dr. Nieman en el New York Times.
Varios estudios han
encontrado poco beneficio en el rendimiento tomar Ibuprofeno, y advierten que
puede enmascarar el dolor, lo que puede
conducir a un mayor riesgo de lesión. Otros estudios han
advertido que el uso de AINE durante el ejercicio de ultra distancia, tales
como un Ironman, se asocia con un mayor riesgo de hiponatremia (desequilibrio e agua y sales) por esfuerzo.
Los investigadores creen que este efecto es debido a que la función renal
es alterada. Un transporte de fluidos deficiente y restringido puede conducir a
la deshidratacion y
a la insuficiencia renal extrema.
Por
lo que podemos concluir que la ingesta de antiinflamatorios no esteroideos
como el Ibuprofeno por los atletas no es inofensivo y debe ser
firmemente desaconsejado,

Habitualmente cerca
del 30% de ultreros reconocen públicamente consumir ibuprofeno equivalentes en
carrera. El dato médico real podría ser superior. El uso de NSAIDs supone
una ayuda real en ultra trail al disminuir la sensación de dolor y fatiga, la
táctica es esta: "si me empieza a doler me tomo uno y sigo"
Por tanto, si no
existe razón médica urgente que lo justifique, un mismo corredor tendrá más
mérito haciendo meta sin el consumo de NSAID que con él. Se han dado
varios casos reales de corredores de ultra trail que han requerido diálisis de
urgencia por fallo renal tras el consumo de NSAIDs en carrera. El más conocido
quizá sea el de Erik Skaggs en Waldo 2009. Tomar ibuprofeno en ultra
distancia induce a un fallo renal grave. Y si estás deshidratad@: peor.
Evítalo, además enmascara lesiones, hace trabajar por encima de las posibilidades
a ligamentos, tendones, articulaciones, músculos...
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articulaciones y huesos. La Boswellia es una hierba tradicional
de la India la
cual se ha utilizado durante siglos por molestias
musculoesqueléticas. Promueve importantes propiedades de absorción de
golpes de los cartílagos de las articulaciones y crea vínculos fuertes con
otras moléculas en los cartílagos de las articulaciones. Lubrica la
articulación y puede aliviar la inflamación asociada con la artritis
y a controlar el dolor en la osteoartritis. La Boswellia y los
extractos cítricos actúan en sinergia para reducir el dolor y la
inflamación. Los principales constituyentes de la resina son ácidos
boswéllicos, que se han encontrado para inhibir la síntesis de leucotrienos
(compuestos inflamatoria producida cuando el oxígeno interactúa con ácidos
grasos poliinsaturados). Una serie de condiciones inflamatorias crónicas están
asociadas con la formación de los leucotrienos. A diferencia de los
corticosteroides farmacéuticas que inhiben la síntesis de leucotrienos, ácidos
boswélicos no presentan efectos secundarios significativos o toxicidad. La Glucosamina con
Boswellia no provoca efecto secundario alguno y después de tomarlo durante
un periodo que oscila entre tres y seis semanas reduce los síntomas de un modo
mas efectivo que los AINE. (antiinflamatorios no esteroideo)
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